Fortaleza mental, ¿Cómo desarrollarla?
Si hoy por hoy no has oído hablar de la “Fortaleza Mental”, perdóname que te diga que estás muy out. Te lo encuentras hasta en la sopa.
De hecho, me atrevería a adivinar que alguna persona cercana (ya sea un entrenador o algún/a colega) te habrá dicho alguna vez eso de “tienes que ser fuerte mentalmente” en alguna situación difícil o complicada.
Muy probablemente le habrás respondido un “gracias” y te habrás quedado igual. Habrás pensado “ojalá fuera tan fácil” o habrás buscado en vano el interruptor en tu cerebro capaz de activar eso de la “fortaleza mental”.
En este artículo vamos a tratar de arrojar algo de luz sobre un concepto un poco confuso, lo definiremos, te explicaré por qué yo NO LO USO y veremos qué podemos hacer como alternativa a seguir buscando el interruptor mágico.
Qué es la fortaleza mental y qué significa ser mentalmente fuerte.
Empecemos por el principio, este término se lo debemos Jim Loehr, un reconocido psicólogo deportivo.
Fueron, eso sí, Peter Clough y sus colegas de la Universidad de Huddersfield, quienes describieron la fortaleza mental en base a la interrelación de cuatro componentes, denominados “El modelo de las 4C” (Clough, Earle, & Sewell, 2002). Estos componentes son los siguientes:
- Control: Incluye la regulación de las emociones y los mecanismos de afrontamiento del estrés. Además, también una tendencia a sentir y actuar como si uno fuera influyente y capaz de mantener las ansiedades bajo control.
- Compromiso: Tendencia a involucrarse y comprometerse en la consecución de los objetivos, a pesar de que surjan dificultades por el camino.
- Desafío (en inglés sería “Challenge”): Tendencia a ver las amenazas potenciales como oportunidades para el autodesarrollo y para continuar esforzándose.
- Confianza: Creencia de que somos una persona valiosa a pesar de los contratiempos y errores que podamos cometer.
En resumen, la Fortaleza Mental es un término (quédate con esto) que nos ayuda a nombrar una serie de capacidades molonas que a priori cabe suponer que nos ayudan a potenciar nuestro rendimiento.
¿Cómo nos ayuda?
Probablemente ahora más que nunca está de moda eso de vivir la vida tan intensamente como podamos. Aún así, eso no debería suponer que tengamos que dejarnos llevar constantemente por nuestro estado emocional (lo que sentimos o lo que pensamos).
Ceder el control de nuestro “bus” a esas emociones, muchas veces nos lleva a alejarnos de la carretera por la que queremos conducir, la que nos acerca a todo lo que es importante para nosotros.
Por eso, en algunas ocasiones es importante que cojamos con firmeza el volante y nos concentremos en mantener nuestro rumbo, pase lo que pase a nuestro alrededor.
Ser coherentes con nuestros valores y objetivos es probablemente una de las mayores fuentes de bienestar y satisfacción personal.
La fortaleza emocional consiste justo en eso, en ser capaces de tomar cierta distancia de dichas emociones y observarlas de una forma más racional.
Lo que no me gusta del término «fuerza mental»
A inicios del artículo ya te he dejado caer que el término me chirría bastante. De hecho, trabajo como Psicólogo Deportivo y nunca lo utilizo (ni creo que lo haga). ¿Por qué?
Te lo explico en una frase:
El término “fortaleza mental” no nos ayuda a entender el comportamiento, tan solo lo describe
Evaluar y conocer el grado de fortaleza mental que posee una persona, no nos ayuda a conocer la RAZÓN por la que esa persona se comporta de dicha manera. Por eso, tampoco nos resulta útil a la hora de intervenir y solucionar el problema.
Como comentábamos antes, solamente se trata de un término, un concepto creado para definir un conjunto de cualidades o formas de comportarnos.
Igual que llamamos “muebles” a un tocador, una mesilla de noche, un sofá o una librería.
Sería un error enorme pensar que la fortaleza mental se encuentra en algún rinconcito de nuestro coco y que debido a su “ausencia” o “presencia”, tendemos a comportarnos de una forma o de otra ante la vida.
No señor.
No podemos atribuir la causa de nuestras dificultades a ello.
Fortaleza mental en el deporte.
El concepto ha estado vinculado históricamente al ámbito deportivo, ya que se considera clave para lograr la excelencia en el rendimiento.
La práctica deportiva supone un contexto muy cambiante, incierto y demandante (sobre todo si hablamos del deporte de élite). Usain Bolt dijo alguna vez que se preparaba durante 4 años para correr tan solo 9 segundos.
Imagínate la presión de Bolt, el trabajo de 4 años como una losa enorme sobre su espalda.
4 años de trabajo expuestos a la incertidumbre de lo que vaya a ocurrir. Puedes pillar una gastroenteritis, lesionarte a pocos días, estar con fiebre, salir antes de la señal, ser descalificado.
Llegados a este punto es más que obvio que no nos vale con entrenar muchas horas, ser unos cracks en el desempeño técnico o llevar una preparación táctica y física del copón.
Lidiar con la incertidumbre y soportar el peso de la duda es algo que como deportistas deberemos aprender a hacer. Sobre todo, si aspiramos a ser capaces de rendir bien en el momento PRECISO.
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Cómo desarrollar la fortaleza mental.
Me gusta entender el concepto como esa capacidad que algunas personas muestran de ser flexibles y “surfear” los obstáculos que la vida (o el deporte) les coloca en medio del camino.
Vamos al lío.
4 claves para desarrollar una mayor fuerza mental.
Algunos puntos clave para mí, serían los siguientes:
1. Trabajar la Aceptación. Es habitual que tratemos de eliminar o evitar ciertas experiencias desagradables como la ansiedad, los nervios, la frustración o el miedo.
Eso es algo contraproducente. Cuanto más tiras, más te atrapa.
La mejor opción es aceptar que no podemos controlarlo todo, aceptar y normalizar las emociones, los miedos y los monstruos que aparecen en ciertos momentos. Teniendo muy claro que son solamente pasajeros que se han subido a nuestro bus y que el volante es nuestro.
2. Crear una buena red de apoyo. El deporte (sobre todo a ciertos niveles) puede ser algo solitario y muy demandante de tiempo.
Pese a que no sea fácil, cuida de tus amistades y familia. Rodearse de personas en las que poder confiar y con las que poder contar es MUY importante para mantener la cabecita en orden.
3. Definir de forma clara tus valores ¿Qué es importante para ti? ¿En qué dirección quieres ir? ¿Cuáles son tus objetivos?
Tener claro hacia donde te diriges, te facilitará el actuar en coherencia con ello y a detectar con rapidez los pequeños desvíos que a veces tomamos, influenciados por nuestro estado emocional.
Conoce hacia donde quieres conducir el bus.
4. Cuida las expectativas. Marcarse objetivos ambiciosos es bien, pero marcarse objetivos demasiado ambiciosos puede suponer una fuente de frustración y de ansiedad.
No hagas eso, conoce tus puntos fuertes y puntos débiles y céntrate en mejorar. Los resultados muchas veces escapan de nuestro control, pero el empeño es solo cosa tuya.
La dimensión psicológica es probablemente la gran olvidada en el deporte. Si te mola y quieres empezar a profundizar en este tema, vuelvo a invitarte a que te suscribas a mi «Newsletter» y le eches un vistazo la Guía de Gestión Psicológica para Deportistas 🙂
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